Trump a los estadounidenses: “No dejen que el coronavirus les domine la vida y salgan”

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se quitó el barbijo y saludo con un pulgar en alto al llegar esta noche a la Casa Blanca, donde su estado de salud seguirá siendo monitoreado, tras ser dado de alta del hospital donde fue internado el último viernes afectado por el coronavirus.

El mandatario, de 74 años, regresó a la Casa Blanca en helicóptero desde el hospital militar Walter Reed en las afueras de Washington, en el vecino estado de Maryland, poco después de anunciar en Twitter su intención de reanudar «pronto» su campaña para un segundo mandato.

Unos minutos antes, de tapaboca y traje y corbata, el mandatario había abandonado caminando el centro médico previo a entrar en un vehículo negro y luego en el Marine One en medio de los gritos de «¡Cuatro años más!, ¡Cuatro años más!» de sus seguidores apostados en la entrada, según reportó la agencia de noticias AFP.

«¡Volveremos pronto a la campaña!», había tuiteado poco antes Trump. «Las noticias falsas solo muestran las encuestas falsas», dijo.

Esta tarde Trump había anunciado en Twitter que a las 18:30 (19:30 de Argentina) se retiraría del hospital, apenas minutos antes de que su equipo médico diera el parte diario e informara que «no presenta ninguna dificultad respiratoria».

«¡Me siento muy bien! No le tengan miedo a la Covid. No dejen que les domine la vida. Desarrollamos, bajo el Gobierno de Trump, varias drogas y conocimiento excelentes. ¡Me siento mejor de lo que me sentía hace 20 años!», escribió el mandatario en su cuenta de Twitter.

Poco después, su equipo médico, actualizó su estado de salud.

«El presidente Trump no está fuera de peligro del todo, pero (…) no hay nada que estemos haciendo acá que no se pueda hacer en su residencia», donde será monitoreado permanentemente, explicó Sean Conley, el médico presidencial, frente a las cámaras de televisión.

Junto a él, otro miembro del equipo médico, Sean Dooley, informó que el mandatario «no presenta ninguna dificultad respiratoria», mientras otro profesional del equipo, Brian Garibaldi, agregó que Trump «seguirá recibiendo las dosis del tratamiento en la Casa Blanca».

Conley, además, aseguró que estiman que la ventana de tiempo en que un paciente como Trump podría contagiar a terceros es de 7 a 10 días.

En tanto, la primera dama, Melania Trump, quien se contagió junto al mandatario, contó por Twitter su mejoría.

«Me siento bien y continuaré con el reposo en casa. Gracias al equipo médico y a todos los cuidadores. Mis oraciones siguen dirigidas para todos aquellos que están enfermos o que tienen algún familiar afectado por el virus», escribió.

Pero no todas fueron buenas noticias para el entorno de Trump hoy.

Su secretaria de prensa y principal vocera, Kayleigh McEnanny, informó por la misma red social que está contagiada.

«Después de obtener varios resultados negativos todos los días desde el jueves, hoy di positiva de Covid-19, pese a no experimentar ningún síntoma. Ningún periodista, productor o miembro de la prensa fueron incluidos como contactos cercanos por la Unidad Médica de la Casa Blanca», aseguró la funcionaria, quien informó que iniciará «un proceso de cuarentena mientras trabaja remoto».

McEnanny volvió a decir que no tenía «ningún conocimiento del diagnóstico de Hope Hicks (la asesora de Trump que inició el contagio masivo en el entorno presidencial) antes de convocar a una conferencia de prensa en la Casa Blanca el jueves» pasado.

El mandatario fue hospitalizado el viernes por la noche tras dar positivo al coronavirus el jueves, una noticia que sacudió al país, no solo por la cercanía de las elecciones, sino porque se trata de la nación más golpeada por la pandemia con más de 7,4 millones de casos y casi 210.000 muertes.

A diferencia de la primera dama, que quedó aislada en la Casa Blanca, Trump fue trasladado por helicóptero al Centro Medio Walter Reed por presentar síntomas más intensos, lo que desató un clima de incertidumbre en Estados Unidos y una lluvia de saludos diplomáticos de líderes de todo el mundo, a solo un mes de las elecciones de Estados Unidos.

Los contagios de Trump, la primera dama, su asesora Hope Hicks y ahora la vocera presidencial no son los únicos que afectaron a la élite del poder en Estados Unidos en los últimos días.

Al menos tres senadores dieron positivo para la Covid-19, lo que podría complicar la ratificación exprés que desea el Gobierno para su candidata a la Corte Suprema, una pulseada que Trump y los conservadores ven como crucial antes de disputar la reelección en las urnas en noviembre.

En tanto, el vicepresidente Mike Pence volvió a dar negativo y, por eso, confirmó su presencia en el debate de vicepresidentes de mañana en Utah, mientras que el candidato presidencial opositor, Joe Biden, también volvió a recibir un resultado negativo y continuará haciendo campaña.

La hija mayor del mandatario y su esposo, Ivanka Trump y Jared Kurshner, ambos asesores presidenciales, también dieron negativo hoy, según informó su vocero, citado por la agencia de noticias DPA.

Ayer, un optimismo prudente reinaba en el entorno del Trump, pese a que el médico de la Casa Blanca admitió que el estado inicial del mandatario fue más grave de lo que se informó.

Conley, contradijo sus declaraciones del sábado y sostuvo que el viernes el mandatario requirió la administración de oxígeno durante una hora cuando todavía estaba en la Casa Blanca.

Este episodio fue considerado como lo suficientemente inquietante como para decidir su hospitalización.

Conley reconoció después que no había revelado el incidente el sábado para proyectar una imagen de optimismo, lo que desató aún más críticas entre los que rechazan la gestión del Gobierno de la pandemia en general y critican cómo ha manejado su enfermedad, por ejemplo, ayer al salir en auto a saludar a sus simpatizantes.

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