A las 4.57 de un 14 de noviembre de 2020, año atípico si los hay, sucedió un hecho que se puede catalogar como histórico, ya que entra en la definición de «la aparición de los primeros testimonios» sobre un tema específico, y como leyenda en todas sus descripciones de la RAE, desde un «suceso fantástico», «un relato basado en un hecho real» y «una cosa muy admirada con el paso del tiempo». Los Pumas le ganaron por primera vez a los All Blacks con un 25-15 increíble en Sídney, en el debut del Personal Tri Nations. Increíble victoria de una selección que estuvo ¡432 días sin jugar!
Es el triunfo que le faltaba al rugby argentino, que ya había superado a cada selección del mundo, pero nunca a Nueva Zelanda, esos de negro que llevan el rugby en la sangre, pero que este sábado se fueron con la sangre en el ojo. Porque lo que vieron fue un grupo de argentinos llenos de energía, ganas, actitud, rugby… Un partido completo por donde se lo mire. Porque Los Pumas no ganaron en la última, o pidiendo la hora. Los Pumas ganaron y muy bien, sacándole 10 puntos en el marcador porque al final llegó un descuento de ellos. Impresionante.
Argentina volvía a jugar un partido oficial luego de 13 meses (el último fue en el Mundial 2019, despidiéndose sin pasar la fase de grupos). Y en la previa no eran muchos los que imaginaban otra famosa derrota digna. Sobre todo porque el récord ante All Blacks era de 28 caídas, 1 en empate (en 1985) y cero victorias.
El equipo que dirige Mario Ledesma hizo todo bien y obligó a Nueva Zelanda a hacer todo mal. Tackle, intensidad y confianza para jugar fue la carta de presentación en el Bankwest Stadium Sídney. Nicolás Sánchez ya avisaba que sería su partido más allá del drop que falló de entrada. Luego de eso, todo de diez, como la camiseta que viste. Clavó el penal que abrió el encuentro: 3-0 y a aguantar nada menos que 74 minutos…
Los All Blacks empataron también con un acierto de Richie Mo’unga y eso fue lo único del apertura de negro. Es que los argentinos no le dieron chance a ninguno. Ni a él, ni a los Barrett, ni a Clarke, ese wing que comparan con Lomu pero que se chocó con hombros pumas que lo mandaron para atrás. La defensa fue el combustible de Los Pumas y el ataque la explosión justa. Porque con esas dos cuestiones se describe un try de toda la cancha: Montoya recuperó forzando un penal a favor a metros del ingoal propio y Sánchez definió una jugada de mil fases con un sombrero de zurda y un pique a favor de una guinda caprichosa pero fiel. Otros dos penales del 10 dejaron el primer tiempo con un 16-3 que permitía ilusionar. O soñar, sobre todo por la hora en esta parte del mundo. Y hasta se lamentaba una contra en la que Imhoff no llegó por centímetros.
A partir de ahí, la cuestión era saber si la Selección iba a aguantar otros 40 minutos jugando así, con un scrum firme y yendo para adelante, con tackles ofensivos, con relevos, con juego de manos, con buen pie… Con todo. Y sí, aguantó. Nico metió otros dos penales para el 22-3 a falta de 20′. La cara de los neozelandeses lo decían todo: no sabían lo que les estaba pasando, no entendían la locura argenta. Y los hinchas de Los Pumas también empezaron a cantar más fuerte. Era ahora. Era el día.
El tema pasaba por llegar a la sirena con ventaja, porque Sam Cane descontó y Nueva Zelanda se puso 22-10. Otro acierto de Sánchez volvió a dar respiro: 25-10 y récord para el tucumano, que se convirtió en el jugador que más puntos le hizo en un mismo partido a los de negro y, además, estiró su marca como máximo goleador de la Selección: 773. Los All Blacks necesitaban sumar en tres jugadas, de mínimo, para poder darlo vuelta, pero chocaron contra Chocobares (debutó y se la bancó) y compañía. Así, el try de Clarke, ya en tiempo cumplido, sirvió para decorar el score, nada más.
All Blacks, son todos los de negro. Pero hoy, este 14 de noviembre del 2020, son y somos Todos Pumas.
«Jugamos por los chicos, por el rugby argentino. Hay un montón de chicos que no juegan al rugby con sus amigos desde hace ocho meses y salimos a la cancha a demostrar que se puede y ojalá traiga más gente al rugby», aseguró Pablo Matera tras el partido.
Los propios Pumas sufrieron en sus carnes las consecuencias de la pandemia. Estuvieron meses sin jugar y tuvieron que entrenarse en la distancia, desde sus casas, hasta hace diez días. «Fueron 8 meses muy duros. Un montón de trabajo, de un montón de gente que no está acá, pero tenemos un equipo con mucha hambre y vinimos a llenarle el pecho de orgullo a toda la gente en Argentina», sostuvo Matera.
Por su parte, Mario Ledesma recordó: «El día que llegó Cheika dijo: ‘quiero ser parte del primer equipo argentino que le gana a los All Blacks’. Estamos muy agradecidos de lo que vivimos, con todo lo que pasa en Argentina. Hasta en los momentos de tensión decís ‘soy un privilegiado'».
Ledesma explicó asimismo que antes del comienzo del choque «no parecía real estar sentados en la cabina esperando un partido después de todo lo que pasamos». «Hay cosas que son difíciles de explicar, hubo mucho intangible que se fue juntando. Pero no hubo dudas en el desarrollo del partido. Es lindo ver los frutos. El triunfo valida un poco todo lo que se hizo desde principio de año y a la distancia», remarcó.
Nico Sánchez: de la frustración hace 14 meses a ser el héroe de la hazaña
Dejar un legado. Trascender. Hacer historia. Ir por lo imposible. Los Pumas vivieron una tarde de Sidney -madrugada de Argentina- que difícilmente olviden: por la primera fecha del Tri Nations, el seleccionado argentino le ganó por primera vez a los All Blacks (25 a 15), mega potencia del deporte y un equipo prácticamente imbatible. El mejor resultado hasta el momento, por caso, había sido un empate en 1985. 35 años después, y una revolución mediante, la victoria llegó.
Mucho responsabilidad le corresponde al tucumano Nicolás Sánchez. En el Western Sydney Stadium volvió a brillar y vivió, indudablemente, su mejor partido como Puma. Pero no todo resultó sencillo para el apertura nacido hace 32 años en San Miguel de Tucumán: su revancha llega 14 meses después del que describió como «el momento más duro» de su carrera.
Un día en la cresta de la ola, otro en el fondo del mar. Nicolás Sánchez era el mejor jugador de Los Pumas, tanto que el Stade Francais se lo llevó en el 2018, año en el que el tucumano ganó el Olimpia de Plata, igual que en el 2015 luego de haber sido clave de Los Pumas, cuartos en el Mundial de Inglaterra. Tanto brillaba Nico que en enero del 2019 figuró en una publicación como el noveno mejor jugador pago del mundo…
Llegó el Mundial de Japón. El apertura, al jugar en París, se había perdido la campaña de Jaguares, que con Gonzalo Quesada al mando salieron subcampeones del Super Rugby. A partir de que el Cachorro regresó con sus ex compañeros, pero ahora en Los Pumas dirigidos por Mario Ledesma, comenzó su caída. La competencia con Benjamín Urdapilleta -otro “francés”, del Castres- pareció no potenciar a ninguno de los dos. Mucho menos a Nico, que nunca terminó de integrarse a un equipo que antes había de memoria.
Debutó ante Francia como titular, pero el equipo trastabilló. Y ante Inglaterra llegaría el mazazo: el entrenador Ledesma lo sacó del equipo titular y, además, lo dejó afuera del banco de suplentes. De la nada a la gloria, pero al revés. «Nunca me sentí cómodo, como sí me había sentido en la temporada anterior. El sistema lo tenía y sabía cómo jugaba el equipo, sabía cómo hacer para que el equipo jugara, pero en ningún momento me sentí así. Creo que algo pasó, y el Mundial fue un baldazo de agua fría para todos. Fue el momento más duro de mi carrera, sin dudas. Fue algo que me golpeó muy fuerte», le reveló a Olé en una entrevista publicada el 15 de abril pasado.
«Tengo una deuda pendiente de que no fue aquel el Nico que yo quería mostrar, el de tratar de pelearla siempre. Y es un sentimiento que todavía llevo adentro: tengo una espina clavada», confesó en aquel entonces. Y la espina desapareció a fuerza de penales y tries. Hoy, ya con el sabor dulce de la victoria, infló el pecho de orgullo: «Yo estoy convencido de que la adversidad hace fuerte a los equipos y en nuestra cabeza hoy solo tiene que ser seguir creciendo».
«Cuando terminó el Mundial pensé que se me había terminado mi carrera en Los Pumas. No creía volver a tener esta oportunidad, estar en este estadio con todos los chicos y viviendo lo que vivimos hoy», concluyó el héroe de Los Pumas. Bah, el héroe de Argentina.
Los nombres que hicieron historia:
1. Nahuel Tetaz Chaparro, 2. Julián Montoya, 3. Francisco Gómez Kodela, 4. Guido Petti, 5. Matías Alemanno, 6. Pablo Matera (C), 7. Marcos Kremer, 8. Rodrigo Bruni; 9. Tomás Cubelli, 10. Nicolás Sánchez, 11. Juan Imhoff, 12. Santiago Chocobares, 13. Matías Orlando, 14. Bautista Delguy y 15. Santiago Carreras. Y los que entraron: Santiago Grondona, Lucio Cinti, Facundo Bosch, Mayco Vivas, Santiago Medrano, Tomás Lezana, Gonzalo Bertranou y Santiago Cordero. También los que empujaron desde afuera. Los que trabajaron para que esto suceda. Y los que dejaron su huella en el pasado, abriendo el camino.