Ocho días después de que se anunciaran los resultados de la elección presidencial en Estados Unidos, Donald Trump pareció admitir su derrota en un tuit publicado este domingo, aunque no tardó en dar marcha atrás y denunciar de nuevo un fraude masivo sin dar ninguna prueba.
El mandatario reconoció hoy por primera vez la victoria de su adversario demócrata, Joe Biden, aunque en comicios «amañados», pero a la hora se desdijo y tuiteó «¡No concedo NADA!»
En torno a las 10 de la mañana (hora de Argentina), el presidente y candidato republicano a la reelección escribió en su cuenta de Twitter que su oponente había ganado, pero regresó rápidamente a la hipótesis de fraude, que carece de pruebas, y cuyos recursos fueron rechazados por los tribunales.
«Él ganó porque la elección fue amañada», escribió Trump, luego de dar a conocer públicamente que rompió la tendencia a la reelección que había sido construida por sus tres predecesores Barack Obama, George W. Bush y Bill Clinton.
Su publicación continuó: «NO SE PERMITEN OBSERVADORES U OBSERVADORES DE VOTO, voto tabulado por una empresa privada de izquierda radical, Dominion, con una mala reputación y un equipo de mala calidad que ni siquiera podía calificar para Texas (¡que gané por mucho!), Los medios falsos y silenciosos».
«Todos los ‘errores’ mecánicos ocurridos en la Noche Electoral eran, en realidad, demócratas a los que pillaron mientras intentaban robar votos. Pero aquellos a quienes no cogieron tuvieron mucho éxito. Las elecciones por correo son un chiste enfermo», añadió el actual jefe de la Casa Blanca.
Pero a las 11.16, tal vez advertido por algún colaborador sobre que estos tuits estaban siendo replicados por el mundo como una primera admisión de la derrota, se apresuró a tuitear «ELECCIÓN AMAÑADA. ¡GANAREMOS!».
Y tres minutos más tarde amplió al afirmar que Biden «solo ganó a los ojos de los FAKE NEWS MEDIA. ¡No concedo NADA! Tenemos un largo camino por recorrer. ¡Fue una ELECCIÓN AMAÑADA!».
Twitter, por su parte, advirtió a sus usuarios sobre la veracidad de las publicaciones de Trump y agregó sobre cada mensaje la leyenda: «La afirmación sobre fraude electoral está en disputa».
Hasta el momento ningún tribunal ni autoridad electoral, entre ellos republicanos responsables de la supervisión del recuento, validó estas acusaciones.
Además, los datos proyectados de la suma de los estados otorgan a Biden 306 electores, frente a 232 de Trump, una diferencia bastante similar -pero en sentido opuesto- a la que consagró hace cuatro años al actual jefe de la Casa Blanca (304 contra 227 de Hillary Clinton más siete que votaron a candidatos independientes).
Si bien el próximo viernes, 20 de noviembre, es el plazo para que los estados entreguen los datos finales de sus escrutinios, en el Colegio Electoral se requiere un mínimo de 270 electores, de modo que el demócrata supera esa cifra con holgura.
Si bien esta es la primera vez que Trump admite su derrota, dos días atrás se había referido -aunque a medias- a la victoria de su adversario al dejar entender, antes de retractarse, que él ya no estaría más al frente de la gestión de la crisis del coronavirus después del 20 de enero, día de la toma de posesión presidencial.
«Con suerte, lo que pase en el futuro, quién sabe qué Gobierno será, supongo que el tiempo lo dirá», dijo Trump al hablar en los jardines de la Casa Blanca y volver a negar que vaya a disponer una cuarentena para contener la expansión del virus.
El magnate hizo esa declaración poco después que varias televisoras informaran que Biden se había impuesto en el estado Georgia y Trump en Carolina del Norte, lo que consolida la ventaja del retador demócrata.
El enojo de Trump por presunto fraude electoral fue escoltado ayer por Parad el Robo D.C y otros grupos de extrema derecha como Proud Boys (Chicos Orgullosos) o Oath Keepers (Los Guardianes del Juramento), que convocaron a la «Marcha MAGA (sigla en inglés de Volvamos a hacer grande a Estados Unidos) del Millón».
La polarización social se hizo visible en las calles de Washington anoche, cuando los integrantes de MAGA tuvieron un enfrentamiento con una marcha a favor de la consagración de Biden como presidente electo, y terminó con disturbios, más de 20 arrestos y tres heridos -uno fue con arma blanca-, según el diario The Washington Post.
Trump, por su parte, culpó de los incidentes a los antifascistas a quienes calificó de «BASURA» y acusó de atacar a «gente mayor y familias».
En la vereda opuesta, el expresidente Barack Obama reiteró hoy su apoyo a Biden y la vicepresidenta electa, Kamala Harris, durante una entrevista con la cadena CBS añadió en clara alusión a Trump que cualquiera que ocupe la oficina del presidente debe entender que este es un trabajo temporal.
«No estamos por encima de las reglas y la ley. Esto es el quid de la democracia», subrayó, citado por la agencia de noticias Sputnik, y afirmó que Biden no necesitaba sus consejos.
Desde el 3 de noviembre pasado, cuando se celebraron las elecciones presidenciales, Trump adoptó una postura beligerante, de la que no hay precedentes en la historia política moderna de Estados Unidos, y prometió una verdadera guerra judicial.