El cantante y compositor mexicano Armando Manzanero, de fama internacional y autor de títulos fundamentales del bolero como «Somos novios» o «Esta tarde vi llover», falleció esta madrugada a los 85 años a causa de un paro cardíaco derivado de un cuadro de coronavirus
Manzanero formó parte de la avanzada de la música romántica que se produjo a mediados de la década de 1960 y que también integraban su coterráneo Javier Solís, el puertorriqueño Tito Rodríguez y hasta Altemar Dutra, que era brasileño pero en la Argentina se hizo famoso por sus interpretaciones en castellano.
Ese pelotón heredaba lo sembrado una década antes por el ecuatoriano Julio Jaramillo, el boliviano Raúl Shaw Moreno, el mexicano Roberto Cantoral, el chileno Lucho Gatica y hasta el todoterreno argentino Mario Clavel, lamentablemente olvidado, en un género con grandes nombres que se originó en Cuba a principios del siglo pasado.
Las nuevas generaciones lo reconocen sin embargo por su asociación comercial con Luis Miguel, que a partir de 1991 y el disco «Romance» recuperó el género romántico para quienes desconocían el acervo musical de sus padres o abuelos, aunque al parecer el vínculo entre el autor y el cantante no terminó bien.
Aquel disco estuvo integrado por 12 títulos compuestos por Manzanero entre 1944 y 1986 y le permitió a «Luismi» ganarse una nominación al Grammy por Mejor Álbum Pop Latino, además de enriquecer una carrera que por aquellos años daba señales de agotamiento temático.
Desde entonces, para mucha gente, los temas del veterano autor son sinónimo de la voz acerada del «Sol de México», oriundo de San Juan de Puerto Rico el 19 de abril de 1970.
Ese lazo con colegas de otras generaciones lo ligó también con el argentino Alejandro Lerner junto a quien encaró el disco y la gira «A dos pianos», que compartieron en 2017.
«Yo venía del rock y la balada y tenía una intuición de la carrera que quería hacer pero cuando conocí a Manzanero entendí que había otros caminos que tenían que ver con la composición y que me abrían la posibilidad de un desarrollo como ‘songwriter’, con un estilo y una mentalidad más americana y europea», le confesó Lerner a Télam en agosto de 2017.
Nacido en Mérida, Yucatán, el 7 de diciembre de 1935, Manzanero fue uno de los compositores aztecas más prolíficos, con más de 400 canciones registradas, 30 discos propios con ventas extraordinarias y la composición de bandas sonoras para películas y teleteatros.
En la TV argentina sus composiciones sirvieron como acompañamiento en programas como «Tu cara me suena», «Guapas», «Morfi, todos a la mesa», «Hacete de Oliva», «Operación Triunfo», «Pasapalabra» y en la serie mexicana de Netflix «La casa de las flores», una lista que puede crecer en cualquier momento porque el melodismo del autor puede realzar cualquier producto.
Hijo de un músico y fundador de la orquesta Yucalpetén, comenzó a estudiar música a temprana edad en Mérida y luego en Ciudad de México, donde a los 15 años registró su primera obra, «Nunca en el mundo», y más tarde sus méritos y empuje personal lo llevaron al puesto de director musical de la discográfica CBS International.
Entonces su carrera se comienza a mover: graba un disco, participa en festivales y gana en Miami el primer premio en 1965 con «Cuando estoy contigo», ejemplo de que el bolero podía eludir las figuras rebuscadas de antaño e ingresar en un lenguaje cotidiano que, sin perder poesía, enfocaba situaciones que cualquier persona -enamorada o en ciernes- podía asumir como propias.
A partir de entonces, sedujo al mundo con títulos como «Voy a apagar la luz», «Contigo aprendí», «Todavía», «La media vuelta», «No sé tú», «Adoro», «Si me faltas tú», «Nada personal», «Cuando estoy contigo» y las citadas al principio, que entre los años 60 y 80 propiciaron sueños, acercamientos, noviazgos y parejas con voluntad de casamiento.
La voz de Manzanero fue cambiando con el tiempo, se hizo más grave y más apagada, pero sus interpretaciones al piano seguían siendo excepcionales, como pudo comprobar cualquiera que haya observado a este autodefinido «enamorado del amor» y «último romántico», casado en cinco oportunidades y de golpe en conflicto con los colectivos feministas.
Hace dos años, había declarado que «a las mujeres les encanta que las acosen» y, tras el escándalo inmediato, supuso que sus palabras habrían sufrido un malentendido por parte del periodismo. No hablaba de «acoso» sino de «cortejo».
«Deconstrucción ya para este señor», publicó una mujer en Twitter, mientras él declaraba en una entrevista: «Cuando hablo de acoso, no hablo de agresión, hablo de que las aborden. Yo no conozco a ninguna mujer que la disguste que la enamoren y que se acerquen a ella».
En 2001 ganó el Grammy Latino al mejor dúo o grupo pop vocal por su disco «Duetos», donde canta con artistas como Olga Tañón, Alejandro Sanz, Ricardo Montaner, Lucero y Miguel Bosé.
En 2010 recibió el Premio a la Excelencia Musical de la Academia Latina de la Grabación, que entrega los Latin Grammy, y ese mismo año, tras la muerte de Roberto Cantoral, asumió la presidencia del comité directivo de la Sociedad de Autores y Compositores de México.
Un año después, el indestructible Tony Bennett grabó una versión bilingüe de «Esta tarde vi llover» junto al español Alejandro Sanz, que en inglés se tituló «Yesterday I Heard the Rain».
Entre premios, giras, gratificaciones de todo tipo y una popularidad que se renovaba periódicamente, el romántico Manzanero tuvo tiempo para ser padre de siete hijos e hijas –María Elena, Martha, Armando, Diego, Juan Pablo, Mainca y Rodrigo- y abuelo de Valentina, Joel, Emiliano, Aaron, Sebastián, Isabela, Natalia, Inés, José Maria, Mariana, Ximena, Andrea, Jorge y Alejandro.
Manzanero: «El amor es en la única cosa en la que creo»
La extensa, popular y laureada trayectoria del artista mexicano Armando Manzanero, fallecido esta madrugada en su país, incluyó visitas a la Argentina en las que dialogó con Télam.
Hacia noviembre de 1994 y de paso para ser parte de una fiesta de una revista de actualidad, sostuvo que «el amor es en la única cosa en la que creo. Es la emoción natural que traemos, en poca cantidad, y la vamos manifestando a medida que pasa el tiempo».
Compositor de sucesos imbatibles como «Contigo aprendí», «Mía», «Adoro», «Esta tarde vi llover», «Un loco como yo», «Voy a apagar la luz», «Todavía», «Como yo te amé», «No», «Somos novios», «Parece que fue ayer», «Cuando estoy contigo», «Te extraño», «Señor amor», «Por debajo de la mesa» y «No se tú», asumió que «tengo un origen muy humilde, nací en un barrio de los más modestos de México, hijo de un trovador, y aunque de la noche a la mañana me haya ido bien, no tiene sentido que empiece a hacerme el exquisito».
«La humildad -abundó- es algo que ya se trae en el temperamento. No se trata de que venga alguien y me diga: ‘usted córtese el pelo, póngase un aro y muestre la bragueta adelante de cinco mil adolescentes enfervorizadas’. Empecé siendo pianista de bares y teatros y luego de importantes cantantes: así conocí el mundo. Puedo valorar los dones que Dios me dio, pero sé que el éxito no es algo eterno, sino que es esporádico y hay que cuidarlo».
En junio de 1995 y como parte de la delegación reunida para un tributo a Carlos Gardel en el Teatro Nacional Cervantes, Manzanero reveló que «fue Gardel, con su tango «El día que me quieras», quien inspiró mis deseos de ser compositor cuando apenas tenía siete años».
En septiembre de 1997 y en otro viaje -esta vez para un homenaje al bolero que compartió con el grupo Los Panchos en el teatro Ópera- el pianista hizo un balance de su trabajo con el cantante Luis Miguel.
Con las canciones de Manzanero y todo un nuevo concepto estético, Luis Miguel se transformó en el más importante intérprete latino, dentro de un remozado formato que se expresó en los álbumes «Romance», «Segundo Romance» y «Romances».
«Estoy seguro de que `Romances` es el disco más bonito y logrado de todos los que hicimos con Luis Miguel, ya que supera nítidamente a los dos primeros», sentenció Manzanero al analizar su trabajo con el intérprete.
Entonces apuntó que «de Luis Miguel me llama la atención que sea tan elegante hasta para ir a grabar, ya que no abandona jamás un cuidado vestuario en el que predominan los sacos sport».
«Otra cuestión que marca nuestras grabaciones, pasa por la comida italiana que consumimos abundantemente en los almuerzos y la cenas que hacemos en la zona donde queda el estudio», se explayó el instrumentista que supo acompañar a voces esenciales de la canción, como Daniel Riolobos, Lucho Gatica y Pedro Vargas.
Más cerca en el tiempo, en abril de 2008 y antes de una gira por Argentina para recorrer parte de un repertorio con más de 400 piezas, Manzanero confió entre risas a Télam que «si no siguiera tocando me haría gordo y se me caería el poco pelo que me queda. Claudicaría, me agarraría el reuma y el colesterol. Es por eso que necesito mantenerme activo»
Para el creador el seguir actuando por el mundo es una lección aprendida del tanguero argentino Mariano Mores. «Él es mi ejemplo y mi camino. La última vez que lo vi, se comió un pollo completo a las 3 de la mañana», ejemplificó.