A 40 años del retorno de la democracia, precandidatos de la oposición se presentan ante la sociedad con discursos que pretenden negar o distorsionar los crímenes de lesa humanidad cometidos por la última dictadura cívico-militar.
Es un fenómeno explicado por un especialista como parte de «negacionismos contemporáneos» presentes en distintas partes del mundo y que representará en el país «un desafío» para los partidos «verdaderamente democráticos».
Durante la semana que culminó el viernes pasado con una nueva manifestación en Plaza de Mayo por el Día Nacional de la Memoria, además del siempre presente reclamo por «juicio y castigo a las culpables» de los crímenes de la dictadura de 1976, hubo espacio también para repudiar los discursos los niegan o ponen en duda.
«La consigna ‘Nunca más’ sintetiza un llamado cultural y un imperativo subjetivo: aprendimos a incorporar determinadas formas de trato, estrategia política y recursos ante la violencia y la crueldad para que eso nunca más se tenga que repetir. Estos negacionismos contemporáneos buscan destruir esos aprendizajes», dijo a Télam el sociólogo Ezequiel Ipar, quien lidera el Laboratorio de Estudios sobre Democracia y Autoritarismos (LEDA) de Unsam (Universidad Nacional de San Martín)-Conicet.
Para el sociólogo, que encabezó las jornadas sobre negacionismo realizadas el jueves pasado en la ExEsma -en el marco del III Foro Mundial de Derechos Humanos-, existe «un movimiento que excede nuestro país» que busca «negar las peores tragedias políticas del siglo XX».
Y ejemplificó con los casos del exmandatario brasileño Jair Bolsonaro, del expresidente estadounidense Donald Trump y del partido de derecha español VOX.
Ipar explicó que estos «movimientos políticos autoritarios negacionistas» se presentan públicamente «denunciando que algo fue robado» y culpabilizan por «los tiempos de crisis» a determinados sectores de la sociedad, que pueden ser colectivos sociales como «los negros» en Estados Unidos y «los migrantes» en Europa, pero que en Argentina -según el sociólogo- los apuntados son algunos «partidos políticos».
«Los que defienden los derechos humanos no defienden valores ni principios éticos sino que ‘están robando algo, que es lo que a vos te falta'», indicó el sociólogo para graficar el pensamiento y cómo operan los discursos de derecha en el país, que generan «disparatadas teorías» para explicar «el origen de la crisis».
El viernes pasado, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, dijo ante decenas de miles de personas congregadas en la histórica plaza: «Reclamamos que se terminen las prácticas y discursos de odio y negacionismo como llamar ‘curro’ a la lucha por Memoria, Verdad y Justicia».
La líder de Abuelas hizo alusión de esa manera a los dichos del expresidente Mauricio Macri, quien volvió a cuestionar el trabajo de los organismos de derechos humanos, cosechando repudios de diversos dirigentes políticos y del propio presidente Alberto Fernández.
Macri, que hace varios años llamó «guerra sucia» a lo ocurrido durante la última dictadura y que puso en duda el número de desaparecidos al decir «no sé si fueron 30 mil o 9 mil», es el mayor referente opositor que tiene una polémica posición sobre este período histórico, pero no es el único.
Son varios los dirigentes que aspiran a algún cargo en el Ejecutivo en las próximas elecciones y que ponen en discusión el total rechazo a la dictadura, uno de los pocos consensos vigentes en la sociedad tras casi cuatro décadas de democracia.
«Carlotto abandona ‘la lucha’ por los DDHH. Ahora se dedica a la ecología. El nuevo curro de la izquierda», tuiteó sobre una campaña de Abuelas una de las precandidatas a gobernadora de Salta por Juntos por el Cambio (JxC), Inés Liendo, quien también se despachó hace unos meses contra la figura de la expresidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, al decir luego de su muerte que «incitó a la violencia» con la «excusa» de los derechos humanos.
La precandidata salteña -que se autopercibe en redes como «volante por derecha» y es nieta del general Horacio Liendo, quien fue ministro del Interior del dictador Roberto Viola, presidente de facto en 1981- tiene el apoyo de un sector variopinto del PRO: es la alfil del jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta en esa provincia, pertenece a Republicanos Unidos -corriente interna del partido amarillo que apadrina Patricia Bullrich-, y recibió también la bendición del propio Macri.
Pero además del apoyo del fundador del PRO, la política salteña también tuvo el fin de semana pasado el respaldo del diputado y líder de La Libertad Avanza, Javier Milei.
«Aunque hoy estemos en espacios distintos, felicitaciones a Inés Liendo por no transar con lo más rancio de la casta radical y mantenerse firme en sus convicciones», publicó en Twitter el economista liberal. Milei encabeza el último movimiento de ultraderecha que irrumpió en la escena pública del país, un dirigente al que el sociólogo Ipar calificó del «síntoma más claro de la emergencia del discurso negacionista».
Y lo empardó con «la dirigencia de derecha radical» que gobierna actualmente en Italia, Hungría y Polonia. «¿Me podés mostrar la lista de los 30 mil desaparecidos? Que la izquierda haya logrado imponer en la batalla cultural este tipo de cuestiones no quiere decir que sea verdad», dijo el diputado al presentar hace unos meses su alianza en Tucumán con el legislador Ricardo Bussi, hijo y heredero político del represor Antonio Bussi, condenado por crímenes de lesa humanidad en esa provincia.
Bussi, que es el candidato a gobernador tucumano por el partido de Milei, además de haber asegurado que «llamaría al Ejército para que esté en las calles», pidió -cuando se cumplieron 40 años del último golpe militar- la construcción de un monumento para evocar la «reconciliación social».
«¿No es hora de darnos un abrazo simbólico, aunque sea a través de un acto y un monumento conjunto?», pidió el entonces concejal tucumano con el objetivo de «sanar la mayor fragmentación y herida de la historia reciente argentina».
En ese sentido, otro de los políticos que cuestionó -al igual que Macri, Milei y Bullrich- la cantidad de detenidos-desaparecidos es el precandidato a jefe de Gobierno porteño por el ala dura de JxC, Ricardo López Murphy, que en vísperas del 24 de marzo reiteró en Twitter lo que hace unos años dijo en un estudio de televisión: «No hay 30 mil desaparecidos. Fue un número artificialmente inflado».
Por su parte, el precandidato de JxC que lleva el respaldo de Bullrich para ser gobernador bonaerense, el senador Joaquín De la Torre, tiene en su haber una solicitada publicada en diarios el 20 de junio de 1989, en la que manifestó su apoyo a la dictadura militar.
«Expresamos nuestro reconocimiento y solidaridad a la totalidad de las Fuerzas Armadas de Seguridad y Policiales que defendieron a la Nación en la guerra desatada por la agresión subversiva y derrotaron a las organizaciones terroristas que pretendieron imponernos un régimen marxista», se proclamó junto a las firmas de los genocidas condenados Jorge Rafael Videla y Emilio Massera. En este contexto de proliferación de precandidatos con posturas negacionistas, el sociólogo Ipar aseguró que los partidos políticos del país que se consideran «verdaderamente democráticos» van a tener «grandes desafíos» porque deberán «posicionarse» ante «cuestiones de principios».
«Van a tener que elegir qué tipo de propuesta de derecha le ofrecen a la sociedad. Si una derecha violenta autoritaria y cruel u otro tipo de derecha. Hoy parece que va ganando la primera. Hay que ver qué decisiones toman quienes no quieren estar mezclados con esta propuesta política», completó. (Télam)