Music party

Arranqué cantando de muy chico, en casa de mis padres.  Los Mac Ke Mac’s solían agasajar en ella, a cuanto artista famoso cayese a Buenos Aires, a actuar por primera vez.

Nat King Cole, Los Panchos, Joao Gilberto, Louis Armstrong, Antonio Prieto, fueron tan solo algunos de los ilustres invitados especiales extranjeros, que asistieron a esas «Music Parties» celebradas en el petit hotel de la calle Pereyra Lucena, que fuera originalmente propiedad de mi abuela Raquel Howard de Leguizamón.

A esas reuniones, solían asistir numerosos artistas y músicos nacionales, amigos de mis hermanos mayores, como ser Luis Aguilé, Los Chalchaleros, Horacio Malvicino, Sergio Mihanovich, el Negro Lagos, Ricardo Romero, líder de Los Cinco Latinos, Lalo Schifrin, Pocho Gatti y muchos, muchos más.

Charly Wilson, músico organista, gran amigo de mi padre (que instaló uno de sus órganos Hammond en el living de casa) para tocar un rato, cuando cada dos meses, viajaba a Buenos Aires (vivía en Alemania) solía arrancar las veladas musicales. Nos asombraba a todos con mágicos sonidos orquestales salidos de su teclado con pedalera de bajos…algo poco frecuente de oír, en esos tiempos.

Don Dean y sus hijos Alex, Buddy, Patricia y Donald. (Foto Facebook Don Dean)

A partir de ahí, vía libre para cuanto artista presente,  profesional o aficionado, que quisiera tocar el piano o la guitarra y deleitar a la concurrencia, con su talento musical.

Los Mac Ke Mac’s estrenaban nuevas canciones y en el momento cúlmine de la noche, tras mucho rogar, Mamá lograba que Papá cantara para ella «Bailando en el Alvear», la canción que él…el famoso DON DEAN, le había compuesto, esa noche de diciembre en que se conocieron en el Alvear y se enamoraron.

Superado ese momento de profunda emoción, comenzaba una febril búsqueda de Patricia, mi hermana menor, por toda la casa. Patricia (que era una chiquita muy tímida), sabía que después del tema familiar, todos le pediríamos que cantara «Tammy» y entonces se escondía. Es que verdaderamente era maravilloso como cantaba esa canción. La dulzura y potencia que tenía en su voz siendo tan chiquita. La búsqueda terminaba cuando la encontrábamos a Patricia escondida debajo de su cama y una vez hallada, no podía negarse a cantar «TAMMY».

Después me tocaba el turno a mí y en una de esas fiestas, Hector Lagnafietta, baterista y representante artístico, amigo de mis hermanos Buddy y Alex, me ofreció mi primer trabajo como cantante profesional. Debía viajar a Lima, Perú y cantar tres canciones en inglés en el Grill del Hotel Bolívar. (Por esos años, sentía admiración por Frank Sinatra y me gustaba cantar en inglés). Mi función en ese viaje, fue ser el «telonero» de Raul Lavié (quien por esa época no cantaba tangos, sino boleros muy melosos), y el éxito que tenía Lavié era impresionante. Las chicas hacían fila para pedirle autógrafos.

Cumplidas esas dos semanas de película, al regresar a Buenos Aires, me di cuenta que la onda era cantar en español. El Club del Clan rompía todo en televisión y quise emular a Palito Ortega, Johnny Tedesco, Lalo Fransen, Nicky Jones y Chico Novarro, cantando «en criollo», como se dice.

Victor Buchino, director artístico de Music Hall, me contrató para grabar un disco en el sello Sicamericana y tuve suerte con mi primer simple titulado «GINA». Ese simple dio lugar a un LP… «VOZ DE JUVENTUD» conteniendo «LUVIA DE PRIMAVERA», que adjunto hoy.

Como me cambió la voz amigos y no hace tanto tiempo de esto…solo cincuenta y nueve años pasaron…¡¡¡qué cosa bárbara!!!

Lluvia de primavera

Acorde a este notable recuerdo de sus inicios, Donald comparte con los lectores de Tres Páginas esta canción de aquellos años.

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