Hace unos días tuvo lugar en Tucumán el Primer Congreso Panamericano de Protocolo, impulsado por la Universidad San Pablo-T y coorganizado por el Gobierno provincial y la Organización Mundial de Protocolo. Durante el encuentro se declaró a Tucumán 2023 “Capital Panamericana del Ceremonial y el Protocolo” y se brindó capacitación intensiva. Esta ocasión sirvió para destacar la relevancia del protocolo en la diplomacia contemporánea, entre cuyos actores se cuentan los gobiernos subnacionales, las ONGs y las organizaciones de la sociedad civil en general.
El protocolo puede parecer un instrumento de naturaleza formal, antiguo y obsoleto. Sin embargo, se trata de un medio de contacto y comunicación entre los distintos actores de la comunidad internacional. Esta herramienta proporciona un marco estable y previsible para la conducción de las relaciones internacionales, en un contexto donde los participantes provienen de diferentes culturas, idiomas e idiosincrasias. Por ello, resulta esencial contar un marco que brinde mayor certeza al modo en que deben comportarse estos actores internacionales, así lo expresó a través de una columna de opinión, Ricardo Arredondo, profesor de Estudios Internacionales y Cónsul General en Vancouver Canadá.
Arredondo expresó en su documento que además que el protocolo no es un fin en sí mismo, sino que se trata de un conjunto de reglas procesales de conducta de los participantes en el sistema internacional. Utilizando una expresión muy en boga en estos días, se trata de un “orden basado en normas” cuyas reglas deben ser observadas. Esas normas, cuya primera sistematización se produjo en el Reglamento de Viena de 1815, han sido codificadas en las Convenciones de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961 y Relaciones Consulares de 1963, que se completan con un conjunto de normas consuetudinarias y prácticas que conforman un punto de referencia.
Sin embargo, explicó que no se trata de un conjunto de normas rígidas, sino que permiten la flexibilidad, para que los estados se otorguen un trato más favorable que el que prevén las convenciones, y la creatividad. Al establecer pautas de tratamiento equitativo para todos los Estados y sus funcionarios, las normas prohíben discriminar entre ellos en función de la mayor o menor gravitación que tengan en el orden internacional.
A su vez aseveró que como señalaba un antiguo embajador indio, Kishan Rana, cuando el cisne se desplaza en el lago sólo se observa la gracia de su movimiento. Sin embargo, debajo del agua son sus patas las que trabajan sostenidamente para el éxito de su cometido. Algo similar ocurre con las direcciones de ceremonial o protocolo que trabajan incansablemente para las visitas de jefes de Estado y de Gobierno, las cumbres, funerales de Estado y tantos otros eventos protocolares transcurran fluidamente.
Y concluyó, el protocolo representa un marco estable y otorga previsibilidad a las relaciones internacionales, a la vez que contribuye a crear confianza, reafirmar los vínculos y prevenir conflictos. Es de celebrar que Tucumán, al organizar este Congreso, una vez más, esté a la altura de los acontecimientos.