Apoyé la rueda delantera de mi triciclo en la puerta y me quedé ahí, con los pies en los pedales y las manos en el manubrio un larguísimo rato, aguardando a que «Mamama» despertase de su siesta y que la enfermera me abriese la puerta desde adentro como todas las tardes, para poder hacer mi aparición triunfal en la pieza y ofrecerle a «Mamama» un nuevo y renovado show..
Show este, que consistía en dar una y mil vueltas a toda velocidad por el cuarto, alrededor de la cama camera, ejecutando todo tipo de complicadísimas maniobras, que eran celebradas con admiración y mucha alegría, por mi abuela, que reía y batía palmas vivamente ante mis evidentes progresos en el manejo del triciclo colorado.
Desde aquel horrible día en que «Mamama» se había quebrado la cadera como consecuencia de una desafortunada caída…(guardaba cama en forma permanente y escapaba a mi conocimiento que la verdadera razón de su permanencia en cama era la cruel enfermedad que padecía, una enfermedad que aún hoy en día continúa haciendo estragos en la humanidad y que en aquellos tiempos ni siquiera se mencionaba por su nombre)…y a consecuencia de esa circunstancia, atrás habían quedado las idas, tomado de su mano a la juguetería distante una cuadra de la casa de Pereyra Lucena, a comprar soldaditos de plomo ..o las caminatas a la plaza a jugar en las hamacas…o los paseos en tranvía al zoológico, a visitar a todos los animales y que indefectiblemente finalizaban con un par de vueltas en la calesita (sacada de sortija incluida).
Sin embargo ese día fue diferente…al entrar al cuarto, la cama estaba vacía…y al preguntarle a alguien que no recuerdo quien era, donde estaba «Mamama»….su respuesta no me conformó…ni ahí…se me dijo…»Mamama se ha ido en un largo viaje»…no me cerraba la explicación…pensaba…»¿como se va a ir «Mamama» en un largo viaje y no se va a despedir de mí? …»Mamama» nunca se iría en un largo viaje sin despedirse de mí».
Ha pasado mucho tiempo desde aquel momento, desde aquella mentirita piadosa, cuando finalmente me dijeron sin tapujos que «Mamama» había fallecido, al dolor de la pérdida se sumó la indignación por haber sido engañado, el dolor se transformó en bronca. Me fastidió muchísimo que no me hubiesen dicho la verdad de entrada nomás, a tal punto me afectó la desagradable frase y aunque hoy reconozca la ocurrencia de la alegoría, que no tolero las mentiras de ningún tipo…grandes o chicas…hasta la más mínima mentirita me desagrada profundamente…en un grado que calificaría de… insoportable.
Tal vez por eso sea que ya en edad adolescente, mi parte preferida en las series de Perry Mason era cuando el famoso abogado televisivo interrogaba a los testigos y les preguntaba…»¿jura decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad? «
Clásico Internacional
Donald hoy regala a los lectores de Tres Páginas, este clásico de todos los tiempos de la canción italiana, registrado en su primer LP, que data de 1963. Roberta, con la frescura de una voz que con el tiempo se convirtió en leyenda.