Los secretos del brote de coronavirus en Boca

Algo se hizo mal. En poco menos de 96 horas, casi 20 integrantes del plantel de Boca contrajeron Covid-19 mientras permanecían aislados en el que era, a priori, el lugar más seguro para todos. La burbuja explotó y el virus atacó a jugadores, auxiliares y empleados del club, lo que llevó a Miguel Russo (doble factor de riesgo) a tener que abandonar la concentración y al cuerpo médico, a suspender de los entrenamientos hasta el jueves de esta semana, el día que se conocerán los resultados de una nueva tanda de testeos.

Aunque resulta imposible determinar de qué manera penetró el virus en la burbuja, sí queda claro que Boca desatendió puntos clave del protocolo de Conmebol y eso, muy probablemente, haya colaborado con la expansión del virus.

A mediados de agosto se registraron cuatro casos en Boca que encendieron las alarmas. No se trataba de jugadores de Primera, sino de cuatro cocineros de la pensión del club, donde precisamente se encontraban hospedados Walter Bou, quien había vuelto de su préstamo en Unión de Santa Fe, y el arquerito de la Reserva Agustín Lastra, el arquerito tucumano de la Reserva. Pocos días después, tanto la Panterita como el juvenil dieron positivo en un testeo de rutina en el predio de Ezeiza, el mismo día que saltó el caso de Iván Marcone.

En medio de versiones cruzadas, Agostina Lastra salió a aclarar en las redes que su hermano no se había contagiado en Tucumán, donde había pasado la mayor parte de la cuarentena, sino en Boca, donde cumplía el aislamiento preventivo de 14 días tras su viaje. De tres testeos, uno en su provincia y otros dos en Buenos Aires, sólo el último había dado positivo: el único posterior a hospedarse en la pensión.

Los infectólogos consultados coinciden en que es muy poco probable que se registren casos de «falsos positivos» (la cifra en la Argentina oscila entre un 1% y un 3%). Sí, en cambio, es frecuente que una persona que haya contraído el virus de negativo debido a su baja carga viral o alguna falla en el procedimiento. Sin embargo, Boca informó que Bou y Lisandro López habían dado positivos en primera instancia (testeo rápido) y que luego, tras un examen serológico, se había comprobado que en realidad no portaban la enfermedad.

Dato no menor: Bou y Licha, que enseguida de se incorporaron al trabajo, compartían grupo de entrenamiento con Marcone, uno de los primeros infectados del plantel junto a Agustín Almendra, que ni siquiera llegó a practicar en Ezeiza. Es más, el Gordo todavía no pudo reincorporarse a las prácticas presenciales y ya lleva varias semanas aislado en su casa, intentando recuperarse.

Según infectólogos Bou, Licha y Salvio, otro de los jugadores que practicaba junto a Marcone, debieron haber respetado las dos semanas de aislamiento más allá del resultado de los estudios, ya que podían estar incubando la enfermedad.

¿Cómo procedió Boca? El viernes 21, tres días después de que saltaran los positivos, mandó a la cancha a Bou, Licha, Salvio y otros cinco juveniles que se entrenaban con Marcone (Zeballos, Giampaoli, Medina, Varela y Sández) por considerarlos libres del virus. El lunes 24 arrancó la burbuja.

Tevez, rompio la burbuja

Un punto clave en toda esta historia. Rubén Argemi, médico de Boca, admitió en Fox Sports que no todos los jugadores se concentraban de manera individual y que algunos compartían habitación. De hecho, Carlos Tevez salió este lunes al aire en TyC Sports y durante la transmisión en vivo desde el hotel Howard Johnson se vio que, a su lado, sin barbijo ni respetar la distancia social, se encontraba recostado Wanchope Ábila.

El protocolo de Conmebol es claro en ese sentido. En el apartado «Recomendaciones para viajes y desplazamientos», sugiere que, al llegar al hotel, las delegaciones oficiales deben contar con «habitaciones singles para todos los integrantes».

Más adelante, en el capítulo sobre «Especificaciones para árbitros, VAR, oficiales de partido y staff de Conmebol», insiste con esa idea: «En el hotel, en todo momento se debe mantener el aislamiento tratando de guardar una distancia segura, incluso durante las comidas, evitando las reuniones de grupo. Siempre que sea posible, ocuparán habitaciones individuales».

Es decir: aunque el protocolo no se refiere específicamente a las concentraciones de los planteles en su mismo país, sí queda claro que la recomendación es no compartir habitación con nadie. Y este ítem, al parecer, no se tuvo demasiado en cuenta. ¿No sobraban camas en un hotel cerrado exclusivamente para Boca?

Con permiso del cuerpo técnico, Carlitos abandonó la concentración de Boca para ir a visitar a su padre, Segundo, quien justamente se encuentra internado, recuperándose de un severo cuadro de coronavirus. Y eso, más allá de ser un motivo más que justificado desde el punto de vista personal, está completamente prohibido por el protocolo.

El lunes, cuando al Apache le consultaron en TyC acerca de si había salido o no de la burbuja, sólo río y explicó que «se van a decir un montón de cosas». En la misma charla manifestó que había pasado por la habitación de sus compañeros «a darles tranquilidad», cosa que tampoco se puede hacer.

Uno de los puntos más salientes de los protocolos de AFA y Conmebol apunta a que los jugadores deben llegar al lugar de entrenamiento ya vestidos con ropa deportiva y que, una vez finalizada la práctica, deben subirse a sus autos para luego bañarse en sus casas. El médico de Boca, sin embargo, contó que los jugadores se habían bañado en el predio los días de mucho frío o lluvia, para evitar enfriamientos y que los muchachos no se engriparan. Foto y Fuente Ole

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