Maradona fue sepultado y ya descansa en el cementerio de Bella Vista


Los restos de Diego Maradona llegaron apenas pasadas las 19 al Cementerio Jardín de Bella Vista, a 40 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, donde fue sepultado junto a sus padres. El cortejo fúnebre partió de Casa Rosada poco antes de las 18 y contó con un enorme despliegue de seguridad.

Hubo incidentes entre la gente y la policía, corridas, gases lacrimógenos y la suspensión definitiva del velatorio de Diego por el caos generado.

La decisión fue tomada luego de que, pasadas las 14, se registraran graves incidentes en la intersección de la Avenida de Mayo y Bernardo de Irigoyen, en el centro porteño, donde la policía cortó el ingreso principal al velatorio de Maradona que se realiza en la Casa Rosada y dispersó a los presentes con balas de goma y gases lacrimógenos.

Luego de varios minutos de tensión en el cordón que había armado la policía sobre el ancho de la Avenida de Mayo, se registraron los primeros disturbios de la jornada del velatorio del astro futbolístico.

Para dispersar a la gente que insistía en ingresar al perímetro de la Plaza de Mayo para despedir al ídolo, la policía respondió con balas de goma y gases lacrimógenos. Varias unidades policiales en motos y camiones hidrantes se sumaron para dispersar a la gente que se había juntado en esa intersección para ingresar a la fila con destino a la Casa Rosada.

En medio del caos generalizado, el Presidente salió para hablar con las personas que estaban cerca de la valla de acceso al salón donde se realizaba el velatorio de Maradona para tratar de evitar males mayores en cuanto a incidentes. 

En la puerta de la Casa Rosada, el presidente Alberto Fernández y su jefe de Gabinete, Santiago Cafiero acompañaron el féretro hasta el coche y le dieron su último adiós.

Una multitud de fanáticos despidió al ex capitán de la Selección. Algunos siguieron al coche fúnebre durante parte del trayecto en motos y autos particulares. Otros miles lo saludaron al pasar, parados al borde de la autovía.

“Una vez que se controló de manera pacífica la situación, la familia transmitió su deseo y voluntad de dar por concluida la ceremonia”, indicó el Gobierno en un comunicado oficial.

El féretro fue llevado hasta su lugar de descanso por Guillermo Coppola, sus hijas Jana, Dalma y Gianinna, su ex mujer Claudia Villafañe y también por dos de sus hermanos. La ceremonia fue breve e íntima. Alrededor de 30 personas, entre familiares y lo más cercanos, despidieron a Maradona, quien falleció a los 60 años ayer por un paro cardíaco.

Sus hermanos Ana, Rita, Elsa y Raúl, sus hijas Dalma, Giannina, Jana y Diego Fernando, su ex pareja Verónica Ojeda, su sobrino Daniel Líopez Maradona, el embajador de Italia en la Argentina, Giuseppe Manzo, y supervisando el acto de sepultura el ministro de Seguridad, Sergio Berni, fueron los más conocidos concurrentes a ese momento final.

Carlos Tevez, Ramón Abila, Gabriel Heinze, Maximiliano Rodríguez, Daniel Osvaldo, Rolando Schiavi y los campeones del mundo en México 1986 fueron algunos de los presentes en la despedida del astro argentino.

El silencio y la tranquilidad de la última misa y con el féretro finalmente lejos del ruido de la Casa Rosada contrastó con las horas previas, de tensión, incidentes y un pueblo desbordado de angustia por la despedida de su gran ídolo. Esos minutos en el césped del parque donde se realizaba la ceremonia religiosa fueron, finalmente, los que sus familiares se guardaron para ellos. Para que sus más cercanos, los que sufren que se fue el Diego de la gente pero también el de la casa, el papá, el marido, el ex, el hermano, puedan también despedirlo en paz.

Por delante de todos, en el lado izquierdo del féretro, llevaba la empuñadora Cóppola, mientras que del otro lado se ubicó Raúl «Lalo» Maradona.

El recorrido de unos 50 metros hasta el gazebo blanco instalado sobre la tumba reunió a los asistentes en un responso ofrecido por un sacerdote que fue el primero en llegar al Jardín Bella Vista a primera hora de la tarde, inclusive mucho antes que la familia de Maradona.

Luego de unos 20 minutos, se dispuso el entierro, que al momento de culminar encendió un cerrado aplauso de todos los concurrente a modo de último adiós. Un aplauso como los tantos que supo cosechar a lo largo de su vida futbolística, pero que seguramente no será el último, porque su recuerdo siempre motivará un aplauso para Diego.

El cajón fue enterrado 19.53, el dolor será eterno. junto a las tumbas de sus amados padres, Don Diego y Doña Tota.

Y como la noche siempre le gana al día, el crepúsculo le fue poniendo marco al final del sepelio de Maradona, un acto que concluyó bajo las luces del lugar, que iluminaban el césped tan verde como el que supo pisar camino a la gloria, siempre con una pelota al pie.

Mientras tanto, desde afuera llegaba el cántico de medio millar de «hinchas de Diego» que entonaba algunas estrofas del tema «La Mano de Dios», del fallecido cantante de cuarteto cordobés, Rodrigo Bueno, rodeado de varios cordones policiales.

El resto del mundo, los homenajes se sucedían simultáneamente, desde una Nápoles que lo ama hasta una Alemania que lo respetó y lo evocó en el partido que jugó Bayer Leverkusen por Europa League, donde su compatriota Lucas Alario lució el número 10 en la espalda en homenaje a la figura más representativa de la historia de la selección.

Sus compañeros lo imitaron antes de iniciar el juego y luego el ex River se puso la 13 y marcó un gol que, por supuesto, se lo dedicó a quien mejor vistió los colores celeste y blanco, los mismos que él ahora también defiende.

Maradona achicó todas esas distancias, y seguramente nadie imaginó que alguna vez lo sepultaran, porque Diego era inmortal para el inconsciente colectivo, y hoy seguramente dio el salto definitivo a esa inmortalidad, porque solamente se muere cuando se olvida, entonces el «Diez» no morirá jamás.

Los niños y jóvenes que nunca lo vieron jugar también lloraron con su muerte, porque lo idolatraban por simbiosis generacional, ya que Maradona se hizo prócer con una pelota de fútbol, a la misma altura que otros lo hicieron a lo largo de la historia del país.

El mismo día que Diego falleció, un 25 de noviembre de hace 15 años atrás, también murió el futbolista George Best, el «Maradona británico», que vivió y quiso jugar como él, casi como una paradoja de la relación que tuvo el astro argentino con el Reino Unido, desde la «Mano de Dios» hasta el inconmensurable «gol a los ingleses» del Mundial de México 86. Pero ellos también supieron homenajearlo en su último día.

Se fue Maradona. Esta noche fue sepultado muy cerquita de sus padres, en un cementerio de Bella Vista, para que no esté solo allí. Pero Diego nunca estará solo en realidad, porque la leyenda continúa.

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