El fútbol mundial, rendido a los pies de Argentina y de Messi.

En una noche para el infarto, con «Lio» Messi en esplendor, Argentina se coronó campeón mundial por tercera vez en su historia, a 36 años de la gesta de México ’86, luego de vencer a Francia por 4-2 en la definición por tiros penales de una increíble final de Qatar 2022, empatada 3-3 al final de 120 minutos.

El fútbol hizo justicia. La Argentina hizo justicia por botines propios. Lionel Messi tiene la foto que mereció toda su brillante carrera: con la casaca albiceleste y la Copa del Mundo en sus manos. La  Selección se impuso 4-2 por penales ante Francia (tras igualar 3-3 en  los 120 minutos) en el estadio Lusail y se consagró campeón del Mundial  de Qatar 2022. A los 35 años, en el quinto intento del capitán (autor de dos goles; el restante de Di María), la pared se rompió. 

Con  las graderías copadas por los colores celeste y blanco, con todos los  rincones del país embanderados y embargados por la emoción, los  dirigidos por Lionel Scaloni jugaron la definición con plena  concentración y seriedad, al punto que los galos no patearon al arco en  toda la primera etapa. Apenas un síntoma de la exhibición que regaló  Argentina. Con presión asfixiante, incómoda hasta para los espectadores  que temieron verse encima a Julián Álvarez, rompiendo la pantalla de TV  en alguna de sus corridas. Con paciencia y toque. Con personalidad. Con  el acierto táctico del DT de colocar a Di María, una pesadilla, sobre  Koundé, por la izquierda. Con De Paul empujando. Con Enzo Fernández  manejando los tiempos. Con Messi disfrutando, ya despojado del peso de  las tensiones que se evaporó tras ganar la Copa América 2021 en el  Maracaná.

Y en el segundo tiempo del alargue parecía haber llegado el premio. Fue  a los 108 minutos, luego del remate furioso de Lautaro Martínez que  contuvo Lloris, y del rebote que tomó la Pulga, para volver a romper el  score. El guión pedía algo así, la escena épica, con el muchachito  de la película, para coronar tamaña obra. No obstante, otra vez se  interpuso un obstáculo. Otro penal que Mbappé tradujo en su hattrick y  en el 3-3. Y en los penales llegó la gloria. Otra vez con Dibu como  héroe, atajando el penal de Coman y poniendo nervioso a Tchouameni para  que desviara el suyo. Fue Gonzalo Montiel el héroe que puso el 4-2  decisivo.

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